viernes, 21 de marzo de 2014

martes, 31 de diciembre de 2013

viernes, 27 de diciembre de 2013

NO MIRES A LOS OJOS DE LA GENTE

No mires a los ojos de la gente
me dan miedo, mienten siempre
no salgas a la calle cuando hay gente
¿y si no vuelves? ¿y si te pierdes?

GERMAN COPPINI
R.I.P.



viernes, 20 de diciembre de 2013

PERSONA. INGMAR BERGMAN. K ILUSTRADOR


Persona", de Ingmar Bergman

Conversación-monólogo de la doctora a Elisabeth Vogler


He estado pensando, Elisabeth,
y no creo que debas seguir
en el hospital.
Creo que es perjudicial.

Como no quieres volver a casa,
tú y Alma
pueden ir a mi casa
de la costa…

¿Crees que no lo entiendo?
El sueño imposible de ser.
No de parecer, sino de ser.
Consciente en cada momento.
Vigilante.

Al mismo tiempo,
el abismo entre lo que eres para
los otros y para ti misma.
El sentimiento de vértigo y
el deseo constante de
al menos, estar expuesta,
de ser analizada, diseccionada,
quizás incluso aniquilada.

Cada palabra una mentira,
cada gesto una falsedad,
cada sonrisa una mueca.

¿Suicidarse?
¡Oh, no! Eso es horrible.
Tú no harías eso.
Pero puedes quedarte inmóvil
y en silencio.
Por lo menos así no mientes.

Puedes encerrarte en ti misma,
aislarte.
Así no tendrás que
desempeñar roles,
ni poner caras ni falsos gestos.

Piensas, pero…, ¿ ves?
La realidad es atravesada,
tu escondite no es hermético.
La vida se cuela por todas partes.
Estás obligada a reaccionar.

Nadie pregunta si es real o irreal,
si tú eres verdadera o falsa.
La pregunta sólo importa
en el teatro.
Y casi ni siquiera allí.

Te entiendo, Elisabeth.
Entiendo que estés en silencio,
que estés inmóvil,
que hayas situado esta falta de
voluntad en un sistema fantástico.
Te entiendo y te admiro.

Creo que deberías mantener
este papel hasta que se agote,
hasta que deje de ser interesante.

Entonces podrás dejarlo.
Igual que poco a poco fuiste dejando
los demás papeles.

 
 
 

martes, 15 de octubre de 2013

lunes, 7 de octubre de 2013

LA ESPINA DE LA ROSA


"Cuando ya eso se había vuelto insoportable -una vez al atardecer, en noviembre-, y yo me deslizaba sobre la estrecha alfombra de mi pieza como en una pista, estremecido por el aspecto de la calle iluminada me di vuelta otra vez, y en lo hondo de la pieza, en el fondo del espejo, encontré no obstante un nuevo objetivo, y grité, solamente por oír el grito al que nada responde y al que tampoco nada le sustrae la fuerza de grito, que por lo tanto sube sin contrapeso y no puede cesar aunque enmudezca; entonces desde la pared se abrió la puerta hacia afuera así de rápido porque la prisa era, ciertamente, necesaria, e incluso vi los caballos de los coches abajo, en el pavimento, se levantaron como potros que, habiendo expuesto los cuellos, se hubiesen enfurecido en la batalla. "